‘Bodega del Niño’, una bodega de las de antes

Es una de las bodegas con más historia del Bierzo. Una bodega de las de antes. De las que ya no quedan pero que han cumplido durante muchos años con la función de elaborar, vender y servir el vino del Bierzo: blanco (palomino, dona branca y colgadera ) y clarete (mencía).

Cacabelos ha sido tradicionalmente una población vitivinícola. Aquí venían mayoristas de todas partes a comprar sus uvas. Algunos de los vecinos del pueblo elaboraban vino para casa y les permitían la venta directa al público. Cuando tenían vino, ondeaban una bandera blanca en el portal de las viviendas para señalar que se podía comprar y tomar los vinos. Así se inició la tradición de hacer la ronda de vinos cosecheros en Cacabelos. Hubo entorno a una docena de estas bodegas, de las que hoy ya solo queda una.

‘A principios de los sesenta se constituye la cooperativa y, con el tiempo, las bodegas como ésta empiezan a desaparecer’, explica José Antonio Rodríguez, que a sus setenta y tantos ejerce orgulloso su oficio de bodeguero y tabernero, aunque él estudió biología. La bodega se mantiene intacta en la planta baja de una casa centenaria.  Por la entrada trasera, la prensa y unos toneles de plástico esperan la llegada de la nueva cosecha. En el interior, grandes cubas antiguas de madera cumplen aún con la función de guardar el vino. Tres neveras, una barra y unas pocas mesas y sillas ejercen a modo de taberna.  Antiguamente se la conocía como ‘la del alcalde’, por su tío abuelo. Hoy como ‘Bodega del Niño’. Jose Antonio Rodríguez es ese ‘niño’ que creció entre uvas y cubas de madera, que aprendió el oficio de sus abuelos, y que asume resignado que tras él, no hay generación que le siga. ‘Tengo sobrinos pero este negocio no es rentable. La gente joven no bebe vino. No como antes’.

Llegó a producir 30.000 litros. Hoy, apenas llega a los 3.000. ¿Qué ha hecho con los viñedos? ‘Los he abandonado. No me merece la pena cultivarlos. Hoy las cepas están cubiertas de monte pero no quiero venderlas’. Para gente como ‘El Niño’, las viñas son un patrimonio muy personal. ‘Muchos vienen, compran terrenos y plantan cepas nuevas pero la calidad está en la cepa vieja’.

Elabora blanco y clarete. ‘Aunque esté muy teñido es un clarete, mezcla de tintas y blancas. La intensidad del color depende de la maceración y la elaboración que hagas’. Utiliza levaduras autóctonas del desfangado para fermentar y sulfuroso para proteger el vino de microorganismos no deseados y evitar oxidaciones. ‘El anhídrido sulfuroso es el protector del vino por excelencia, añadido al mosto o vino en las dosis adecuadas  cumple tareas antioxidantes, antisépticas, y desinfectantes’.

En las botellas no hay etiquetas ni presentación. ‘El que viene aquí ya sabe que es vino del Bierzo’. Un vaso de vino cuesta 50 céntimos. La botella -blanco o clarete- dos euros.  El tiempo parece haberse parado en este local, decorado con carteles de películas clásicas del cine. ‘A mí, con esto, me llega para vivir. No todos somos Raúl Pérez ni Alvaro Palacios. Y como dice el dicho: el dinero no da la felicidad’.  Y así es como El Niño sobrevive y mantiene con vida esta bodega centenaria, patrimonio único del Bierzo.

Publicado por maiteruiza

Periodista. Especialista en Vinos. Autora de El Viaje al centro del Vino

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